sábado, 12 de enero de 2008

mi enfermedad


LCD Soundsystem - Losing My Edge

No quería convertir esto en un confesionario, pero a veces hay que hacer ciertas cosas. Ya no tiene sentido negarlo por más tiempo: soy un adicto, un yonki de mierda, un despojo. Mi mente se nubla ante la visión del objeto de mi deseo, lo único que hoy por hoy me hace sentir vivo. Empezó como algo inofensivo, un juego, un coqueteo con el lado salvaje. Una dosis de vez en cuando era suficiente. Pero pronto fue a peor: no sólo necesitaba más dosis, sino que además me iba rodeando de gente en una situación tan o más grave que la mía. Incluso, y lloro mientras escribo esto, enganché a amigos que tenían vidas sencillas y felices. Y ahora ya no hay vuelta atrás: La necesito para llevar a cabo todas las actividades de mi rutina diaria. Necesito entrar en una tienda de discos varias veces a la semana y llevarme lo más ignoto que encuentre. Estos últimos días han caído, sin ton ni son, discos de Brigitte Fontaine, Xiu Xiu, Bernard Butler, Sleater-Kinney, Indecision, Mina, Ekkehard Ehlers, Mastodon o Get Him Eat Him, y tengo los ojos puestos en conciertos de Michael Gira, Marc Almond, Einstürzende Neubauten, Fennesz, The Rumble Strips, Joe Bataan, Efterklang, Emma Pollock, Julee Cruise, Ola Podrida...

Ya me da igual todo, no hay criterio, no hay filtro: una cubierta atractiva, un título sugerente o la reputación del sello que lo edite son motivos más que suficientes para hacerme pasar por caja. Y si logro resistirme y no lo hago luego tengo pesadillas con el dichoso disco, creo ver una premonición, siento mi destino unido al suyo, y vuelvo corriendo a la tienda llorando y rezando porque nadie se lo haya llevado. Así de bajo he caído. Ya no tengo relaciones. Me enamoro cada noche de una canción distinta, la desnudo, la exprimo, me pierdo en ella, le sorbo la sangre y cada vez prometo que será la última, que no me hace falta, que puedo estar mejor. Pero cuando el sol se pone, vuelvo a tener sed. Si todavía estáis a tiempo huid, huid de la música y de mí, porque ya no soy una persona. No, ya no.

The Sonics, The Sonics, The Sonics...

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