domingo, 2 de diciembre de 2007

my party!

En mi caso, llego siempre tarde a la fiesta (culpa, sea dicha, de la renfe) y me paso un buen rato detrás de la puerta antes de tocar al timbre… al hacerlo y al ver que la puerta se entorna, adquiero el color de una frambuesa.

Al entrar tardo varios minutos en situarme allí dentro, de conectar con el ambiente y busco con la mirada alguna botella de algún licor o resigo el camino de copas y vasos que se mueven en manos ajenas. No soy amiga íntima del alcohol pero creo que un Martini en mano y garganta abajo es amigo hasta del peor enemigo.

Si alguien me dirige la palabra lo más normal es que se encuentre con una cara de indiferencia máxima, soy así en las distancias cortas de primeros encuentros.
Quizás alguna hora más tarde el ambiente ya ha calado en cada poro de mi piel y soy parte de la noche y de la fiesta.


A mí tampoco se me da bien presentarme, y de hecho creo que ni hace falta, es algo frio y cadente de sutileza, para conocer y clasificar solo hace falta observar!

Y.



1 comentario:

Gerard dijo...

Ese Mozzer. Qué grande es, a pesar de sus recientes declaraciones sobre los efectos de la inmigración en Inglaterra y la pérdida de identidad de un territorio, dignas de Marta Ferrusola. No importa, aquí lo seguimos queriendo (aunque quizás un poquito menos de lo acostumbrado, como decía la canción).